El polaco es un pueblo al que le gusta la carne, por lo que se puede decir en general que su plato preferido es la costilla de cerdo. Esta se prepara de diversas maneras: frita y servida a menudo con un sofrito de cebollas, o bien rebozada con pan rallado. La costilla se acompaña de un estofado de repollo, guarnición típicamente polaca para la carne de cerdo.
También es muy popular en Polonia el asado de cerdo, servido tanto frío como caliente. En este último caso es particularmente sabroso cuando está cocido con ciruelas secas y regado con vino tinto.
Un antiguo manjar, preparado sólo por encargo, es el cochinillo a la polaca, relleno de trigo sarraceno.
Los polacos no aprecian particularmente la carne de ternera, excepción hecha del bistec tártaro y de los rollitos de ternera (zrazy zawijane) con un delicioso relleno, ya sea a base de panceta con pan negro y un pepino fermentado, ya sea de champiñón.
El pollo a la polaca y el pato con manzanas forman parte de los platos tradicionales polacos. El pollo se rellena con higaditos, pan de trigo, huevos, perejil picado, sal y pimienta, y se asa en su propio jugo. El pato se frota con mejorana y sal y se rellena con manzanas cortadas en cuartos. Durante el tiempo de cocción se lo rocía con agua y vino tinto.
Los platos de caza se cuentan entre los más refinados de la cocina polaca: asado de liebre, de jabalí, así como los platos de aves salvajes, con el faisán en primer lugar. Un plato muy apreciado es el paté de liebre, que se sirve como entremés frío. Este tipo de platos evoca las viejas tradiciones de caza y la atmósfera de las cacerías reales de otros tiempos.
Un origen semejante tiene el bigos polaco. Éste se prepara con repollo fresco y fermentado, cocidos durante mucho tiempo. Se le añaden distintos tipos de carnes y embutidos. Según las recetas clásicas, se usa carne y repollo en las mismas proporciones.
Merece la pena detenerse igualmente en los platos tradicionales de pescado, tales como la anguila, el lucio, la lucioperca, el siluro, el esturión y otros. Se sirven cocidos, fritos o rebozados, con apetitosos rellenos, salsas y guarniciones. A los polacos les gusta de manera especial la carpa, y la preparan de diversas maneras: en gelatina, frita o en salsa gris, típicamente polaca, que contiene pasas y almendras. La carpa es un plato básico de la cena de Nochebuena.
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