Especial elecciones en Bielorrusia - 2006
Sasha contra Sasha
Un científico planta cara a su tocayo, el presidente prorruso
Doce años ejerciendo un poder absoluto que le ha valido la condena del mundo occidental son suficientes para que una oposición apoyada desde Europa intente expulsar en las urnas a Alexander Lukashenko. Pero los movimientos descontentos con el régimen han trabajado cada uno por su cuenta hasta hace muy poco. Su líder, Alexander Milinkewicz, es prácticamente un desconocido para los poco más de nueve millones de bielorrusos. Cuando Lukashenko se convirtió en presidente de Bielorrusia, Milinkewicz, físico de profesión, estaba dando los primeros pasos en la política local de su ciudad natal, Hrodna, como vicealcalde. En las anteriores elecciones presidenciales, celebradas en el 2001, trabajó como jefe de la campaña electoral de la oposición, reunida en torno al nacionalista Siamion Domash.
El trabajo no continuó, y los grupos de oposición se dividieron hasta el pasado octubre, cuando Milinkewicz fue elegido líder del Congreso de las Fuerzas Democráticas. Como contrapunto, todo el mundo en este pequeño país situado a las puertas de la Unión Europea conoce a su presidente. Desde que ganó las elecciones de 1994, Lukashenko forma parte de la vida de sus compatriotas, que reciben noticias de él a todas horas a través de la televisión. Ese año llegó al poder con una campaña basada en dos principios: menos nacionalismo e igualdad en los dos idiomas, el bielorruso y el ruso.
La oposición acusa a Lukashenko de violar los derechos humanos, ignorar los principios democráticos y perseguir a los críticos. En 1996 alargó por medio de un referéndum su primer mandato. Y hace dos años utilizó el mismo sistema para cambiar la Constitución y poder presentarse a un tercer mandato. Junto al Gobierno de Moscú, ha impulsado la Unión Rusia-Bielorrusia , que ha causado tensión entre los dos países, ya que Minsk no quiere perder poder. "El acercamiento no tiene nada que ver con su afinidad, a pesar de las declaraciones prorrusas de Lukashenko - dice el politólogo Alexei Makarkin-. Es un aliado muy difícil para Rusia, pero mientras él siga en el poder Bielorrusia no se unirá a la OTAN ". Alexander Milinkewicz lo único que hace es iniciar el camino para preparar la salida de un presidente de momento muy afianzado en el poder. Se graduó en Física y fue profesor y catedrático en la Universidad de Hroda. A él le gusta comparar su campaña con la de Viktor Yushenko en la vecina Ucrania. En este país, junto a los también vecinos Lituania y Polonia, descansa buena parte de los apoyos con que contará para en el futuro cambiar el régimen bielorruso.
Gonzalo Aragonés
La Vanguardia , España
19.03.2006
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