“La Epopeya Eslava”, monumento cultural
“La Epopeya Eslava”, obra maestra del pintor checo Alfons Mucha (1860-1939), fue declarada monumento cultural por el Ministerio de Cultura. La obra se vio envuelta en un litigio entre las autoridades culturales de la ciudad de Praga y un nieto del autor, que exigía que se cumpliera la última voluntad de su abuelo. Este quería que su monumental obra se expusiera en un recinto exclusivo en el que las pinturas de grandes dimensiones se pudieran apreciar en todo su esplendor.
Alfons Mucha, ícono del Art Nouveau, dedicó 18 años de su vida a esta obra monumental, pero 80 años después, ese ciclo de telas inmensas, sigue sin ser expuesto en Praga, como lo deseaba el artista. Desde hace medio siglo, el castillo de Moravsky Krumlov, pequeña ciudad del sureste del país, a unos 200 km de la capital, alberga este ciclo de alegorías creado entre 1910 y 1928 y que retraza la historia de los pueblos eslavos.
Siete de los veinte cuadros inspirados en parte por la mitología tienen dimensiones gigantescas de 8,1 x 6,1 m, mientras que las ocho telas más “pequeñas” miden 4,8 x 4,05 m. Para la preparación de la obra, Mucha, conocido también por sus afiches de la famosísima actriz francesa Sarah Bernhardt, realizó varios viajes de estudio a Rusia, Polonia, Serbia y Bulgaria.
Según un contrato de 1913, el eslavófilo estadounidense Charles Crane encargó esta obra al pintor para donarla a Praga, con la condición de que la ciudad construyera un edificio especialmente diseñado para exponer los lienzos. Como el edificio nunca se construyó, el documento “no tomó efecto”, arguye Jorslav Mokry, alcalde de Moravsky Krumlov.
Alertada por el mal estado del castillo, una propiedad privada, la municipalidad de Praga querría exponer “La Epopeya Eslava” temporalmente en un edificio de la Galería Nacional a la espera de la construcción de un nuevo pabellón. Pero el ayuntamiento de Moravsky Krumlov prohibió a último momento en julio el traslado de la obra a Praga.
John Mucha, nieto del artista, afirma que tiene en su posesión un documento de los años 1930 en el que el artista, decepcionado por la postura de Praga, priva a la capital de sus derechos sobre la obra. En todo caso, en 1933 los lienzos fueron enrollados sin escrúpulos y guardados en un depósito. Luego fueron escondidos de los nazis debajo de una pila de carbón. Tras la Segunda Guerra Mundial, fueron restaurados y expuestos a partir de 1963 en la “Sala de los Caballeros” del castillo Moravsky Krumlov.
La elección de esta ciudad como lugar para exponer las obras era lógica. Moravsky Krumlov está a 8 km de distancia de Ivancice, ciudad natal de Alfons Mucha en donde hay una exposición permanente dedicada al artista.
Moravia del Sur atrae muchos turistas cada año gracias a sus magníficos monumentos, como los castillos de Lednice y de Valtice inscritos en 1996 en la Lista del Patrimonio de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), y una añeja tradición vitícola.
El traslado de “La Epopeya Eslava” encontraba uno de sus principales obstáculos en Moravsky Krumlov, que perdería así su principal atracción turística. Pero, paradójicamente, numerosos praguenses también se oponen, estimando que la obra de Mucha correría el riesgo de ser marginalizada en una ciudad con tantos tesoros históricos y artísticos.
Algunos hasta ponen en duda el valor artístico e histórico de “La Epopeya Eslava”. El jefe de la redacción del semanario checo Reflex, Pavel Safr, afirma que este ciclo monumental fue “un anacronismo, pues el arte plástico ya estaba en otra parte en los años 1920 y 1930, mientras que la idea del paneslavismo se disipó de la cabeza de los checos razonables tras la revolución bolchevique en Rusia”.
EAB, 19.11.2010
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