La Semana Santa en el sur de Misiones
En los últimos años del siglo XIX llegaron los inmigrantes polacos y rutenos al sur de Misiones. Trajeron sus costumbres, creencias y rituales. La más distintiva de todas es la tradición de bendecir los alimentos el Sábado Santo. Esta práctica, propia de los pueblos eslavos, se extendió a toda la población del lugar. Algunas de las costumbres ligadas a la Pascua están basadas en leyendas, ritos y creencias de los tiempos paganos, por eso veremos una gran cantidad de supersticiones que acompañan a las tradiciones pascuales.
En el sur de la provincia de Misiones los católicos llevan sus canastos a la iglesia para su bendición, sin tener en cuenta la nacionalidad de sus mayores. Este año hubo bendición de alimentos en todas las iglesias y capillas de la región: en Posadas, Apóstoles, Azara y Picada Polaca.
Las costumbres criollas y eslavas se suman en un respetuoso sobrecogimiento espiritual durante la Semana Santa , especialmente el Viernes Santo cuando se mantiene una solemne tranquilidad y se cumple con el ancestral ayuno. En Polonia, hay una costumbre muy popular, especialmente en el campo, que consiste en ir a visitar las “tumbas de Cristo”. Las iglesias rurales suelen tener una cripta construida para esta ceremonia, la cual sólo se abren en esa ocasión. San Antonio, en Azara, es la única iglesia que la comunidad polaca construyó con una cripta, en Misiones. Esta “tumba”es un sótano al que se accede desde el exterior de la iglesia o bien desde el altar. Allí, en medio de un gran decorado, generalmente de ramas de yerba mate, se coloca al cristo yacente, en una imagen de tamaño natural, custodiado noche y día por el sacerdote y los feligreses mientras rezan el rosario. En los primeros tiempos dos jóvenes vestidos como soldados romanos hacían una guardia permanente.
En la lindísima capilla de San Adalberto, en Picada Polaca, se siguen realizando los servicios de conmemoración de la pasión y muerte de Nuestro Señor tal como lo hacían sus abuelos. Dentro de la capilla, se prepara una “tumba”, al costado del altar, en la que se colocará una imagen de Cristo. La catequista es quien guía a los feligreses pues no tienen un sacerdote permanente, sino que es el párroco de Cerro Azul quien los atiende en medio de sus otras obligaciones. Por la mañana se realiza el Vía Crucis: un joven lleva el crucifico al tiempo que es seguido por todos los presentes en cada una de las estaciones. Es un Vía Crucis hecho al aire libre, con imágenes antiguas colocadas en los árboles que rodean a la pequeña capilla. De esta manera se crea un clima de respeto y piedad religiosa muy especial. Cuando finaliza el recorrido por las catorce estaciones, la cruz es dejada en su “sepulcro”, los feligreses van de rodillas a besar a nuestro Señor y se despiden hasta la tarde, cuando volverán a la capilla a rezar y a acompañarlo.
En la iglesia de Apóstoles se pudo asistir muy temprano a otra vieja tradición polaca, “Gorzkie Zale”, es decir, los amargos lamentos. La colectividad polaca se reunió para entonar estos viejos cantos tradicionales que nos recuerdan el sufrimiento de Jesús. En las chacras se cumplen varios rituales: ese día no se ordeñan las vacas, no se atan los caballos, no se enciende el fuego y se camina descalzo para no lastimar la tierra. Es el día elegido para recolectar una hierba medicinal silvestre llamada “marcela”.
Según dicen en Apóstoles, la elección se debe a que Cristo está en el sepulcro, es decir que lo contiene la tierra que por eso está bendita y así las plantas adquieren su mayor poder curativo. Los hombres de Azara se afeitan el Viernes Santo para asegurarse que no tendrán dolores de muelas durante el resto del año...
En Azara como en algunas regiones polacas es el día elegido para hornear el pan, mientras que en otras regiones polacas está absolutamente prohibido hacerlo. Este día se tiñen y decoran los huevos que se pondrán en la canasta.
En Apóstoles, María Nélida Mazur de Wowk abrió las puertas de su “cuadra” para que pudiéramos ver cómo preparaba los cientos de panes y paskas que formarían parte de las canastas. Junto a su marido hace años que cocina para que todos sigan disfrutando de la mesa polaca. Allí no sólo amasa panes como verdaderas obras de arte, sino que se prepara unos pierogies deliciosos de papas, de ricota y de repollo. Descendiente de inmigrantes polacos, aprendió su oficio junto a sus tías.
Fueron cientos de paskas las que preparó ya que ahora no todas las mujeres amasan sus panes, pero todas quieren tener los más bonitos en sus canastas. La “paska”es un pan redondo hecho de harina y levadura, que se lo adorna con una cruz o un pez y con una trenza de masa que lo abraza como una corona. Se lo unta con grasa antes de hornear. Simboliza a Jesús, nuestro verdadero pan de vida. Muchos creían que podría predecirse el futuro de acuerdo a cómo levara este pan. Cada mujer quiere que su paska sea la mejor, para ello realiza distintos ritos mágicos mientras la prepara y debe tener buenos pensamientos. Antiguamente el jefe de la familia debía montar guardia en la puerta de la casa para que no pudiera entrar nadie y para espantar cualquier hechizo del diablo mientras se horneaba el pan. Si la paska no crecía lo suficiente o si se agrietaba, lo cual se le atribuía a la presencia de hombres durante la preparación, era un motivo de preocupación para el ama de casa y al mismo tiempo un mal presagio para la familia. Una paska bien horneada le brindaba una gran alegría a la familia.
Dentro de la canasta se pone, en primer lugar, un mantelito de lino blanco sobre el que se colocan panes, carnes, huevos y sal entre otros alimentos. Luego se le agrega un moño, flores de siempreviva y una vela que será encendida durante la ceremonia de bendición. Se cubre con otro mantelito de lino y queda lista para ser llevada a la iglesia, donde todos los feligreses se ubicarán uno al lado de otro todo a lo largo del camino central de acceso a la parroquia y allí el párroco las bendecirá rociándolas con agua bendita. En las iglesias muy tradicionales de Polonia, el sacerdote usa un atado de ramas, mientras que en las otras, como en Azara, usan artículos metálicos más modernos. En Apóstoles, se cubrieron todos los caminos de la plaza que está frente a la parroquia. Miles de canastas, con sus velas, sus conejos, sus pisanki y sus tradiciones polacas y criollas se dieron cita. Este año hubo unas cinco mil personas, con sus canastas, frente a la iglesia de San Pedro y San Pablo. Dicen que el año pasado hubo mucha más gente allí, ya que sólo se habían bendecido los alimentos en esta iglesia, mientras que en esta oportunidad todas las capillas de la región realizaron la ceremonia de bendición.
Los feligreses dejan alimentos en la parroquia para que sean repartidos entre los pobres de la comunidad. La canasta de Pascua que llegó desde Polonia lógicamente sufrió algunos cambios al adaptarse a la nueva nación. Las diferencias más visibles están dadas por la desaparición de las ramas de sauce y de la figura del cordero (Baranek Wielkanoc). Otra diferencia está dada por las carpetas que cubren las canastas. Ya no se usan los blancos linos bordados, sino que las señoras generalmente compiten por mostrar sus mejores y más coloridas carpetas o repasadores. La paska está presente pero con algunas diferencias: respeta las formas y los decorados, pero se utiliza harina de trigo, no de centeno. Y el “pan dulce” es una versión un tanto más sencilla del makowiec, donde los dulces de membrillo y de batata han reemplazado a las inhallables amapolas. No todas fueron pérdidas. Nuestras canastas misioneras han incorporado otros elementos. Algunos llegaron de la mano del chocolate en formas de huevos y conejos. Se añadieron los productos de la tierra misionera: la yerba mate y la mandioca, el zapallo y las bananas.
Las iglesias de Azara y de Apóstoles no son los únicos lugares en donde se practica la bendición de las canastas. Pero sí son sus iglesias las que han dado origen a esta práctica en Misiones, hasta convertirla en una costumbre de todos los pobladores. Lógicamente que donde hay comunidades polacas se bendicen las canastas, pero en esos casos se trata de prácticas que se dan en el interior de estas comunidades. En cambio en el sur misionero el ritual de la bendición de las canastas se extendió como una costumbre que adoptaron todas las familias. Ya no son los antiguos carritos los que llegan hasta la iglesia con los cestos repletos de aromas, sabores y colores. Pero casi todos los que concurren a la bendición, sin ser descendientes de inmigrantes polacos, lo hacen contagiados por un ritual religioso que ya es patrimonio cultural de esta tierra misionera.
No siempre somos conscientes de estar continuando la tradición de nuestros antepasados, la cual constituye uno de los elementos de nuestra identidad cultural. A veces es necesario reflexionar sobre el por qué de nuestras tradiciones, especialmente cuando estamos hablando de las que trajeron nuestros abuelos.
Bibliografía:
Hodorowicz Knab Sophie y Knab, Mary Anne (Illustrator). Polish Customs, Traditions and Folklore Hippocrene Books, 1996.
Lemnis, Maria; Vitry, Henryk y Mladen, Davidovic. Old Polish Traditions in the Kitchen and at the Table. Hippocrene International. EUA,1996
Trabajos de campo realizado en las localidades de Azara, Puerto Azara, Apóstoles y Picada Polaca en las Semanas Santas de 2001, 2002 y 2006.
Lic. Claudia Stefanetti Kojrowicz
para Glos Polski, Buenos Aires
|