Especial Estreno Katyn en Buenos Aires
Katyn por Wajda

Afiche Katyn de WajdaKatyn es una película especial en mi larga carrera como director. Nunca pensé que viviría para ver la caída de la URSS, o que la libertad de Polonia me daría la oportunidad de retratar en la pantalla el crimen y la mentira de Katyn. Mientras que el crimen de Stalin privó de la vida a mi padre, mi madre fue tocada por las mentiras y la espera en vano de su regreso. La creación del guión sobre Katyn llevó varios años. El largo y arduo proceso de búsqueda a través de enormes cantidades de recuerdos, diarios, y otras reminiscencias confirmaron mi determinación de basarme, para esta primera película sobre Katyn, en los hechos referidos en estos materiales.

Y así es como llegamos a la escena en el puente, al comienzo de la película, como también la escena en que los soldados soviéticos rasgan la bandera polaca. La mayoría de los incidentes descritos en la pantalla realmente ocurrieron y fueron denunciados por testigos presenciales. Si bien es cierto que los detalles del crimen de Katyn se saben ahora, no podía omitir, en esta primera película sobre el evento, la imagen de la muerte; la muerte que terminó con veinte mil oficiales polacos. Ellos fueron asesinados, uno a la vez, hecho que fue registrado en sus archivos personales. Esto es prueba de que la Unión Soviética no reconoció ni respetó ninguna norma internacional, ni siquiera con respecto a los prisioneros de guerra.

Todos los hombres que murieron lo hicieron como miembros de la intelligentsia polaca, lo que allanó el camino para el sometimiento de Polonia ante Stalin.

Un tema paralelo al crimen de Katyn es la mentira sobre Katyn y la postura oficial soviética de que los alemanes habían cometido el hecho en 1941, después de que invadieran territorio soviético durante la guerra.

Esta mentira tuvo su mayor impacto en las esposas, madres e hijas de los oficiales asesinados. Pues estas mujeres fueron quienes, en su lucha por descubrir la verdad,  experimentaron la mayor represión del nuevo gobierno después de 1945. Es por ello que, durante años, Katyn ha sido un proceso abierto, herida enconada en la historia de Polonia que rogaba por una película polaca para abordar este tema. La primera película.

Luego de muchos intentos y mucho pensar, estoy seguro de que una película sobre Katyn no puede pretender revelar toda la verdad sobre este caso, ya que ahora es tanto un hecho histórico como político.

Esos hechos funcionan, para el espectador actual, a modo de contexto para entender sobre el destino humano y, a diferencia de los relatos de nuestra historia escritos en esa época, actualmente movilizan al espectador al verlos en la pantalla grande.

Por lo tanto, veo a mi película sobre Katyn como la historia de una familia separada para siempre, sobre grandes ilusiones y la brutal verdad sobre el crimen de Katyn. En una palabra, es una película sobre los sufrimientos individuales, que evoca imágenes de alto contenido emocional, más que cualquier hecho histórico, por más crudo que sea. Una película que muestra la terrible verdad que duele, cuyos personajes no son los oficiales asesinados, sino las mujeres que esperan su regreso todos los días, cada hora, sufriendo una incertidumbre inhumana. Leales y firmes, seguras de que con sólo abrir la puerta de casa se encontrarán con el tan esperado hombre, la tragedia de Katyn afecta tanto a las personas que viven como a aquellos que vivieron entonces.

Después de tantos años de la tragedia de Katyn, desde la exhumación alemana en 1943 y el posterior trabajo de investigación polaco en los años ‘90, e incluso a pesar de la divulgación parcial de los archivos, aún sabemos muy poco sobre qué aspecto tenía el crimen de Katyn en abril y mayo de 1940.

No es de extrañar que por años estuviéramos convencidos de que nuestro padre estaría vivo, ya que el apellido Wajda figuraba en la lista de Katyn, pero con el nombre de Karol.

Mi madre, casi hasta el final de sus días, creyó que su marido regresaría. Mi padre Jakub Wajda había sido combatiente en la Gran Guerra, la guerra polaco-soviética, el levantamiento de Silesia, y en la campaña de septiembre de 1939, beneficiario de la Cruz de Plata y de la Orden del Virtuti Militari otorgada póstumamente.

No quisiera que la película Katyn, sin embargo, fuera mi búsqueda personal de la verdad ni una vigilia sobre la tumba del Capitán Jakub Wajda. Dejemos que cuente una historia sobre el sufrimiento y el drama de muchas familias. Sobre la mentira de Katyn, que triunfa sobre la tumba de Joseph Vissarionovich Stalin, que obligó a guardar silencio durante medio siglo a los aliados de la URSS occidental, en la guerra contra Hitler: Gran Bretaña y los Estados Unidos.

Sé que los jóvenes de las nuevas generaciones, muy despiertos y entusiastas, se están alejando de nuestro pasado. Ocupados con los asuntos mundanos, olvidan  nombres y fechas, que, queramos o no, son las que nos hacen una nación con temores y recelos saliendo a la superficie en cada oportunidad política.

No hace mucho, en un programa de TV se le preguntó a un estudiante de secundaria con qué asociaba el 17 de septiembre, y respondió: “con un feriado religioso”. Tal vez gracias a nuestra película, cuando a algún joven se le pregunte sobre Katyn, sea capaz de decir algo más que “ese es el nombre de una pequeña ciudad no muy lejos de Smolensk”.

Andrzej Wajda


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