Exlibris: “Un cine llamado deseo”, de Andrzej Wajda

Andrzej WajdaEl autor:
Figura mayor del cine mundial y de Europa del este tras la Segunda Guerra Mundial, la muy bien cimentada reputación de Andrzej Wajda (nacido el 6 de marzo de 1926) se basa en su carácter de cronista sensible y comprometido de la evolución política y social de su país. Considerado en su momento el símbolo de un país ocupado, Wajda es conocido por su capacidad para dibujar la historia de Polonia con sensibilidad trágica, realizando una obra que conmueve al tiempo que informa. Al término de la Segunda Guerra Mundial, luego de combatir en el ejército polaco frente a los nazis cuando todavía era un adolescente, estudió pintura en la Academia de Bellas Artes de Cracovia antes de entrar en la Escuela Nacional de Cine en Lódz. Con “Generation” (1955), Wajda tuvo la oportunidad de dirigir su primera película en la que expresó su desilusión sobre el jingoism, usando como su alter ego a un joven héroe al estilo de James Dean interpretado por Zbigniew Cybulski. Sus dos siguientes películas, más elaboradas, desarrollaron el tema antibélico: “Kanal” (1956) y “Cenizas y diamantes” (1958). Desde entonces, Wajda se fue interesando cada vez más por obras de contenido alegórico y simbólico y ciertos símbolos (tales como e fuego encendido en copas de licor, representando la llama del idealismo juvenil que fue extinguido por la guerra) son recurrentes en sus películas.

La devoción de Wajda por el movimiento polaco del sindicato Solidaridad se manifestó en “El hombre de mármol” (1976) y “El hombre de hierro” (1981), con el líder de Solidaridad Lech Walesa interpretándose a sí mismo en la segunda. La implicación del director en este movimiento llevó al gobierno polaco a ilegalizar la productora de Wajda.

A comienzos de los noventa, fue elegido senador y director artístico del Teatro Powszchny de Varsovia. Continuó dirigiendo películas centrándose en el tema de la Segunda Guerra Mundial, como en “El anillo del águila coronada” de 1993, y en “Holy Week” de 1996. En 1997, Wajda tomó una nueva dirección con Miss Nobody, un drama que explora los aspectos más oscuros y espirituales de la relación entre tres adolescentes. Tres años después, en el 2000, Wajda fue galardonado con un Óscar honorífico por sus numerosas contribuciones al mundo del cine; Wajda donó el premio a la Universidad Jagiellonian de Cracovia. En febrero de 2006, Wajda recibió un Oso de Oro honorífico por su carrera en el Festival Internacional de Cine de Berlín.

La obra:
“Un cine llamado deseo” analiza paso a paso las diversas etapas y elementos que dan como resultado una película desde la idea que la hace surgir…:
“Hace años visité una unidad habitacional en construcción. Su uniformidad me deprimió. Más tarde pude ver muchas unidades habitacionales parecidas y siempre pensé que no constituían solamente posibles decorados para una película, sino que eran sitios en los que abundaban dramas humanos particulares. No supe encontrar entonces por desgracia la acción que pudiese llevar esos dramas a la pantalla. Pasaron algunos años antes de que me contasen una historia realmente vivida.

Durante una filmación en la calle, un actor se encontró con una transeúnte. Se simpatizaron y pocos días más tarde él la acompañó a su casa. Luego de una noche que –según él nos dijo- fue para él una experiencia muy bella, verdaderamente positiva, se levantó cuando la joven todavía dormía, y salió a hacer compras a los alrededores. Regresaba feliz. Sin embargo, en ese dédalo de bloques habitacionales iguales unos a los otros, se perdió y, a pesar de sus desesperadas pesquisas, nunca dio con esa puerta que debió ser para él la de una nueva vida.

“Al terminar de escuchar esta historia, esta espectral unidad de bloque habitacionales pasó a representar para mi algo mas que la imagen que quería mostrar en pantalla. Se convirtió en una película”.
… hasta su edición final…:
“Yo tengo un perro. Hace años me encontraba en una situación profesional muy difícil. El nuevo ministro de Cinematografía había decidido arreglar cuentas conmigo, ya que estaba convencido de que yo era el obstáculo principal para la realización de sus proyectos (lo cual no carecía de fundamento). Fue entonces que mi perro se enfermó gravemente y yo mandé urgentemente traer a un veterinario. Éste examinó concienzudamente al perro, me miró y dijo: Si usted no logra calmarse, si no logra controlar sus nervios, el perro está perdido. Sentí un miedo súbito y doble: por el perro y por mí. Imagínese la escena: el actor mira a su perro, que ha descubierto su secreto. Poco a poco se da cuenta de sus propios malestares: manos temblorosas, dolores en el colon o en el estómago, vértigos súbitos. El diálogo con el perro puede poner a prueba la capacidad de un escritor de diálogos; el papel del perro puede pasar a formar parte de la historia del cine”.
…y como colofón “el triste día del estreno”.

Documento invaluable no solo para aquellos que quieran dedicar sus vidas al ejercicio cinematográfico, sino para toda aquella persona sensible que logre apreciar el valor de la experiencia, que se puede aplicar a cualquier otra actividad, como lo muestran las dos citas anteriores.
El gran cineasta polaco, uno de los más relevantes de su país, en su generosidad nos proporciona un meticuloso itinerario por el quehacer cinematográfico con las reflexiones encabezadas de la siguiente manera:

Lo mas difícil es la idea. La vida abunda en ideas; ¿Dónde se encuentra el tema? el tema; Las trampas del guión; El arte de los diálogos; El guión de rodaje, ayer y hoy; El espectáculo más original; La elección de los actores surge de la inspiración; Hay que creer en nuestros actores; ¡Acción, más que discursos! De la verdad de la interpretación de los actores; Las tomas de prueba son indispensables; El plan de trabajo forma parte, también, de la dirección; Las tomas: comience con lo esencial, termine con lo secundario; El director artístico de cine no es un imitador; ¿Vestuario o ropa?; Un grupo de amigos filma una película; Nuestra película, mi película; Algunos de los malentendidos más frecuentes; Mi trabajo en locación; La sensibilidad de la película y el estilo de la fotografía; Los dos ojos del director; Cómo filmar ese parloteo, o el diálogo en pantalla; Ni muy cerca ni muy lejos; El misterio: en el país de la luz y la sombra; No se olvide de iluminar los ojos; La inútil silla con la palabra “Director”; El director busca la confirmación; ¿Y el lugar del arte en todo eso?; Borracho o sobrio; Fui asistente de Kantor; El dilema del montaje: ¿conservar o eliminar?; La verdad del sonido participa de la verdad de la imagen; Música, no ilustración musical; Por qué trabajo para el teatro; Dos tipos de censura; ¿Con qué dinero? El artista frente al poder; Ese triste día del estreno.

Texto de lectura obligada.

“Un cine llamado deseo”. Autor: Andrzej Wajda, Editado por El Centro Universitario de Estudios Cinematográficos, de la UNAM, D. F. Marzo de 2007. 132 páginas.


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