Castillo de Wawel: Olimpo de los reyes polacos y centro de energía esotérica
El Castillo de Wawel de Cracovia, donde Lech Kaczynski será enterrado este domingo, ha sido la tumba de los reyes polacos durante los últimos 500 años y, además, es considerado como un centro energía esotérica que, según la leyenda, protegió a la ciudad de las bombas durante la Segunda Guerra Mundial.
En la colina de Wawel se asienta el castillo y la catedral de San Wenceslao y San Estanislao, un conjunto que es Patrimonio de la Humanidad desde 1978 y que preside la ciudad y la historia de Polonia desde su edificación en el siglo XIV y XV, aunque sus orígenes se pierden en la Baja Edad Media.
Wawel está unido a la monarquía polaca, ya que durante siglos Cracovia fue la capital polaca y el Castillo la residencia de los reyes, que posteriormente también eligieron sus criptas para descansar eternamente.
Entre los monarcas que reposan aquí se encuentra uno de los grandes símbolos de la historia europea, Jan Sobieski III, quien a finales del siglo XVII encabezó a los míticos húsares polacos en la gran batalla para liberar Viena y frenar el avance turco y musulmán sobre el continente, y en cuya tumba hay siempre flores frescas.
Tras el fin de la monarquía en Polonia los grandes líderes del país fueron enterrados en este lugar, símbolo de la libertad y la independencia pasada de un país que ha estado dominado por rusos, austríacos y alemanes.
Otra de las tumbas insignes en este castillo es la del mariscal Jozef Pilsudski, dictador y liberador, artífice en 1918 de la independencia polaca y uno de los personajes más reverenciados por el fallecido Lech Kaczynski, a quien precisamente sus rivales políticos acusaban de creerse un nuevo Pidluski.
Más allá del simbolismo que Wawel y su castillo tienen para los polacos, el recinto, exactamente una pequeña capilla en un rincón noroccidental del Castillo, es considerado por la esotérica mundial como uno de los siete puntos "chakra" del mundo.
Los "chakra" son fuentes de energía extraordinarias, y cada año miles de viajeros visitan este lugar que, según la leyenda, protegió con su magia a la ciudad de las bombas durante la Segunda Guerra Mundial.
Los creyentes en estos centros de energía aseguran que Lord Shiva lanzó siete piedras mágicas a siete lugares del mundo, y uno de ellos resultó ser la colina de Wawel en Cracovia, algo que fascinó al nazismo y, especialmente, a Adolf Hitler, apasionado por los secretos de lo sobrenatural.
Para muchos polacos el hecho de que Lech Kaczynski, presidente de Polonia desde 2005, sea enterrado en este lugar supone elevarle al rango de héroe nacional, como los reyes o los políticos decisivos para la historia polaca.
Otros, por el contrario, mantienen que las dramáticas circunstancias de la muerte de Kaczynski y del resto de las 95 personas que le acompañaban en el avión siniestrado, son suficientes para granjearle un lugar en esta especie de Olimpo polaco.
La leyenda dice que Cracovia toma su nombre de un príncipe llamado Krak o Krakus, que construyó una fortaleza en la colina de Wawel, anteriormente guarida de un dragón que amenazaba a sus habitantes y que fue muerto por un caballero que le envenenó con el cadáver de un cordero relleno de azufre.
Sin embargo, la primera anotación escrita del nombre de la ciudad data del año 966, cuando un viajero sefardí, Ibrahim Ibn Yaqub, describió Cracovia como un importante nudo comercial en el centro de Europa.
La fortaleza de Wawel y la ciudad de Cracovia, que cuenta con uno de los complejos medievales arquitectónicos más bellos de Europa, se encuentran situadas a las orillas del río Vístula.
En esta urbe residió también muchos años el que posteriormente sería el Papa Juan Pablo II, que como Karol Woytila estudió en su seminario y posteriormente se convirtió en su arzobispo.
ADN, España
16.04.2010
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